Los espacios públicos de la biblioteca están dispuestos de manera topográfica debajo de las colecciones, de modo que los espacios públicos de la biblioteca apoyan y activan los espacios públicos de la ciudad. La calle y el sistema de metro subterráneo son espacios públicos separados (pero igualmente importantes) en el sitio. El proyecto presentó una oportunidad para unir estos espacios para involucrar las energías de cada uno. Los problemas de seguridad asociados con las bibliotecas tienden a imponer un único punto de acceso, lo que tiene un efecto amortiguador en los espacios públicos circundantes. Para evitar esto, las rutas peatonales de la ciudad y el metro están conectadas a través de los niveles de calle y metro de la biblioteca. Esto permite que el edificio tenga múltiples entradas públicas y esté altamente interconectado con los capilares de la ciudad. Los niveles de calle y metro de la biblioteca se conciben juntos como un plano de tierra ampliado, con instalaciones públicas en ambos niveles. Los espacios de la biblioteca que no requieren control bibliotecario se ubican directamente a lo largo de rutas peatonales para conectar activamente los espacios de la biblioteca con los espacios de la ciudad. Como parte de una estrategia más amplia de revitalización urbana, la rue Savoie, una calle estrecha en el lado oeste del edificio, está llena de pequeñas librerías de segunda mano y vitrinas. Se fomenta el compromiso fortuito a través de la continuidad visual y las adyacencias visuales inesperadas. Un patio hundido proporciona luz natural a los espacios subterráneos e interconecta los niveles de la calle y el metro a una escala significativa. El espacio público de la ciudad y el espacio público de la biblioteca se fusionan para activarse y apoyarse mutuamente, para dinamizar y enriquecer la idea de un nuevo espacio cultural en Montreal.