Comenzamos el proyecto con varios objetivos: Queríamos crear espacios de oficinas abiertos, libres de elementos estructurales, que permitieran a los usuarios adaptar el espacio perfectamente a sus necesidades. Dado el buen clima de la ciudad de Guadalajara, era muy importante para nosotros ofrecer oficinas bien ventiladas sin necesidad de aire acondicionado y espacios bien iluminados con luz natural. Queríamos diseñar un edificio singular que pudiera representar las expectativas del cliente. La ubicación del edificio exigía un edificio más grande que los que normalmente encontramos en las ciudades europeas densamente pobladas, por lo que quisimos resaltar su carácter monumental. El edificio se abre al entorno y a la ciudad, expandiéndose hacia la ciudad y al mismo tiempo ofreciéndose a ella. Se optó por un edificio en altura que se desarrolló a partir de tres núcleos centrales de hormigón que contienen todas las instalaciones y circulaciones verticales. Estos núcleos funcionan como pilares y son el único soporte estructural del edificio. Grandes vigas en voladizo de diversas dimensiones sostienen losas postensadas y sin columnas. De esta forma, tanto los módulos de oficinas como la zona de aparcamiento quedan libres de obstáculos. El centro del edificio –la zona entre los tres núcleos– es un espacio exterior que se abre lateralmente mediante enormes huecos: la eliminación de tres plantas de módulos de oficinas a cada lado ilumina el espacio central y permite la ventilación cruzada. Los vacíos generados albergan terrazas cubiertas que los usuarios pueden disfrutar para realizar actividades al aire libre. Externamente, una piel de lamas de madera montadas sobre paneles correderos actúa como parasol; Se permite el flujo de aire vertical mientras se evita el calentamiento del vidrio.