Ubicado al borde de un pantano, el sitio presentaba una gran potencialidad para ser convertido en un lago integrado a la secuencia de lagos artificiales que definen el jardín principal original de la propiedad. La ubicación y sus condiciones preexistentes – el agua, el recinto vegetal y particularmente la situación topográfica, en la parte baja de un valle, informando que el edificio sería visto desde arriba – orientaron la estrategia de diseño. En parte sobre el terreno, en parte sobre el lago, el edificio rediseña la topografía original para crear sutiles diferencias de nivel que organizan un espacio de recepción y una cafetería, y también alberga un auditorio. Sobre el lago, dos pabellones con grandes superficies acristaladas permiten una mayor integración visual con el entorno, albergando la biblioteca y los talleres. La transparencia y la ubicación estratégica del edificio, medio nivel por debajo del camino circundante que define su entrada principal, contribuye a reducir su presencia construida. Esta presencia ambigua, más allá de meras cuestiones funcionales, define el edificio en parte como una sombra acogedora, que alberga las actividades principales, y en parte como un nuevo paisaje, con su azotea. Abierto al sol e integrado a los recorridos del museo a través de una rampa y escaleras, aporta al museo un nuevo tipo de diseño paisajístico, con un estanque de agua y su vegetación tropical. El estanque también funciona como protección, evitando pasamanos y creando así una integración visual más sutil con el lago y las áreas verdes circundantes.