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2014 MCHAP

Torre del Banco de Panamá

Juan Herreros

Ciudad de Panamá, Panamá

12 de febrero

AUTOR PRINCIPAL

Juan Herreros Guerra (Herreros Arquitectos) Ignacio Mallol Azcárraga

AUTOR CONTRIBUYENTE

Eustiquio Gómez (ingeniero estructural) IMYCSA (contratista de fachadas)

CLIENTE

Carlos Fernández (desarrolladores CAO)

FOTÓGRAFO

Fernando Alda

OBJETIVO

La práctica global hoy es un trabajo de colaboración entre dos oficinas para diseñar tres sistemas: piso típico/núcleo técnico, volumetría/sección y fachada/planta baja/tejado. Suelo Típico: se resuelve estableciendo un sistema que acepte indistintamente el uso de aparcamiento o de oficinas y admita sucesivas reducciones de su huella sin perder su capacidad operativa. El núcleo de comunicaciones cuenta con una mochila técnica para asegurar instalaciones individuales para cada inquilino, ventilado directamente a través de fachada, organizándose en torno a él las oficinas con una gran flexibilidad de disposiciones. Volumetría/Sección: resulta del apilamiento al tresbolillo de cuatro edificios independientes. El primero recibe la ciudad en la planta baja con locales de servicios públicos, sobre los que se sitúan seis plantas de aparcamiento. Los tres restantes son prismas de diferentes dimensiones, retranqueados cada uno del anterior para formar terrazas que comparten orientaciones y vistas al mar y al centro histórico, funcionando como pequeños edificios corporativos autónomos con su lobby y espacio exterior asociados. Fachada: resuelta con un muro cortina complementado con vidrios de diferentes tonalidades y transparencias para introducir un factor vibrante y aleatorio en su interpretación, no sólo por la combinación de opacidad aparente y reflexión sino también por la ambigüedad escalar del elemento estándar, que no coincidir con cualquier línea horizontal obvia del edificio. Esto evita la lectura del programa desde el exterior y dota al interior de una variedad de niveles de repisas de gran dinamismo espacial. El sistema incorpora naturalmente casos concretos como los grandes huecos de las terrazas, las tomas de aire de las plataformas de instalación o las ventilaciones de los aparcamientos.

CONTEXTO

Cómo diseñar un edificio emblemático en un barrio de nuevas torres en manos del mercado inmobiliario menos sensible a la innovación. Las condiciones de partida son específicas: diseñar un edificio de oficinas para la venta de superficies variables según las necesidades de los compradores, en el que a cada usuario se le ofrezcan servicios técnicos independientes (climatización, electricidad, suministro de agua, etc.), y donde El estacionamiento debe ser sobre rasante debido a la imposibilidad de construir sótanos. El contexto físico es un barrio nuevo organizado en grandes bloques rodeados de bulevares y divididos en cuatro parcelas que albergan cuatro torres ya sea para viviendas u oficinas con buenas vistas al mar y al centro histórico. Algunos de estos cuartos de manzana están dedicados a espacios públicos, generalmente asociados a equipamientos y usos comerciales. El complejo conforma una extraña utopía moderna cuyo patrón básico es el uso del coche en todo momento por todas las clases sociales. El contexto profesional ofrece el reto de ensayar un estilo arquitectónico lleno de intenciones en un entorno fuertemente comercializado y ligado al sector inmobiliario con todo lo que ello conlleva en términos de competitividad, economía, oportunidad e idoneidad para un negocio que no se caracteriza precisamente por su sensibilidad hacia diseño y experimentación. El contexto intelectual contempla la práctica global de la arquitectura y su necesario diseño como una colaboración entre una oficina local y una extranjera que requiere reconfigurar los métodos convencionales y su obsesivo deseo de control absoluto para dividir el trabajo de manera que cada oficina asuma una parte que dirige y confronta con la otra en una conversación en curso.

ACTUACIÓN

Arquitectura como presencia y comunicación. Con sus estrategias volumétricas y cromáticas, una de las torres más pequeñas de su entorno presume de personalidad propia. Al contemplar la silueta de la torre en su contexto urbano, es visiblemente más sobria que los otros edificios en el horizonte, lo que recuerda la situación que enfrenta el Edificio Seagram en relación con sus elocuentes vecinos. Aquí también es fundamental dotar al edificio de un contacto atractivo con el suelo y de una cubierta llamativa. Al contacto con el suelo, la torre se aleja de sus límites y otorga a la ciudad un espacio público libre. Para la parte superior, la propuesta es una sala común para todos los residentes con una vista de 360º al océano, el ingreso de barcos al Canal de Panamá y los manglares que rodean el barrio que aún no han sido implementados. Estos detalles han sido cruciales para el éxito comercial y profesional de la torre, que se ha ganado una especial reputación por su singularidad y carácter a pesar de sus reducidas dimensiones. La torre reúne las condiciones de un entorno competitivo en cuanto a presencia y comunicación, para implementar un producto de mercado con valor añadido que demuestre la relevancia de una arquitectura de alta calidad en cada momento. La presencia escultórica de la fachada, el juego cromático de los acabados del aparcamiento y la búsqueda obsesiva del equilibrio de las proporciones pretenden dotar al proyecto de una “intencionalidad evidente”, un esfuerzo por mostrar que, en todas las condiciones, la arquitectura tiene respuestas que difícilmente podrían darse. producido por la aplicación directa e irreflexiva de un conjunto de ideas aparentemente pragmáticas que rara vez excede un mínimo despliegue de sensibilidad e imaginación.

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