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2014 MCHAP

Edificio de Posgrados de la Universidad Adolfo Ibáñez

José Cruz Ovalle

Santiago, Chile

marzo de 2007

AUTOR PRINCIPAL

José Cruz Ovalle

AUTOR CONTRIBUYENTE

Hernán Cruz Somavía (Arquitecto asociado) Ana Turell Sánchez Calvo (Arquitecto asociado) Juan Purcell Mena (Arquitecto asociado)

CLIENTE

Gonzalo Zarraonandía

FOTÓGRAFO

Roland Halbe Juan Purcell Mena

OBJETIVO

El proyecto propone abordar la pendiente, una cresta ascendente, como dimensión real del lugar, lo que implica que el propio edificio no debe desplegarse siguiendo las curvas de nivel. Por ello en el diseño del edificio se buscó una forma que diera la sensación de espacio necesaria para ascender y descender la pendiente –teniendo en cuenta que la arquitectura no se concibe como un acto de dominio de la naturaleza, debido a su capacidad de convertir lo desfavorable en favorable. Una idea central en el diseño fue la concepción del espacio interior como un vacío donde es posible caminar a lo largo y a lo ancho a lo largo de toda la altura de este espacio interior, mientras que al mismo tiempo se experimenta su vacío flotante lleno de luz, a diferencia de, por ejemplo, Por ejemplo, en una catedral gótica que sólo permite la observación desde abajo, desde el suelo. Este vacío está “vivo” no sólo gracias a los habitantes, sino también a la luz natural -presencia real de la naturaleza-, que ingresa al edificio de diferentes formas y desde diferentes direcciones, de modo que su naturaleza en continuo cambio cobra protagonismo. Siguiendo también el principio de “fertilización cruzada”, el proyecto entiende la universidad no sólo desde el punto de vista del aula, el laboratorio, la biblioteca o la cafetería, sino sobre todo desde aquello que los conecta y permite la conexión entre sí. otro. De esta manera, la propuesta fue que al habitar la universidad, el verdadero acto de "ser" es la circulación, que con sus pausas y paradas sostiene la relación entre el trabajo académico y la contemplación. Para permitir la libertad de habitar y, por tanto, de libre circulación, el proyecto contempló una serie de paseos de múltiples formas de caminar de A a B: una continuidad que se logra a través de rampas que conectan diferentes niveles proporcionando proximidad a escala humana. ​

CONTEXTO

La ubicación de esta universidad, sobre la ciudad de Santiago, al pie de los Andes, establece la primera declaración arquitectónica de esta obra, en tanto la ubica dentro de una dimensión inherente a nuestro continente americano: posicionada de manera crucial en la inmensidad de la naturaleza. Esta afirmación es congruente con esta ubicación, no simplemente como un terreno o un sitio, sino como una extensión, una magnitud innata a nuestro país y a nuestro continente. Esta ubicación anterior a la ampliación, no cerrada por el espacio urbano, dota a la obra de cierta libertad en sus límites. El edificio de posgrado fue concebido como parte de la segunda etapa del proyecto del campus de la Universidad Adolfo Ibáñez (terreno de 120 hectáreas), siendo la primera etapa el edificio de estudios de pregrado finalizado en 2002. El edificio está ubicado a más de 1.000 metros de altitud. , sobre una cresta curva que asciende entre dos barrancos que dominan los horizontes: las montañas al este y el valle central al oeste. El edificio sigue el principio de “fertilización cruzada”. Esta es la razón por la cual las distintas facultades universitarias no están separadas entre sí, sino todo lo contrario; el espacio es compartido por estudiantes, académicos y personal de diferentes escuelas. La Universidad Adolfo Ibáñez concibe la vida universitaria como inseparable del lugar; por lo tanto, la arquitectura y la naturaleza son cruciales para sostenerlo. De esta manera, contemplar el amanecer detrás de los Andes, su recorrido diario sobre el cielo y su puesta por el oeste iluminando el valle, son hechos que dan ritmo a la vida en este clima templado que permite habitar espacios al aire libre. La forma de acceder al edificio es un ejemplo más de ello: 250 metros separan el aparcamiento del edificio, un camino peatonal en el que paso a paso se va ascendiendo la pendiente adentrándose en el silencio del lugar.

ACTUACIÓN

La solución de despliegue espacial ofrece varias opciones para circular dentro del edificio. Uno puede elegir su propio recorrido para que desplazarse de un lugar a otro se convierta en un agradable paseo, caminando –por el espacio interior o exterior-, con tranquilidad, sin obstáculos, en un espacio que ofrece un abanico de vistas al pasear. A veces se pasa de un espacio pequeño a uno más espacioso, y otras veces de uno semioscuro a uno muy iluminado. Este espacio continuo y en constante cambio con su variedad de sombras, giros y recodos, construye series espaciales consecutivas que despiertan nuevas expectativas y abren nuevas miradas a cada paso. El edificio sigue el recorrido del barranco norte y sus soleadas terrazas de un nivel a otro, paso a paso, árbol a árbol. El ritmo lo proporcionan una serie de proyecciones en voladizo que dan sombra y sus terrazas que se extienden a través de las concavidades del marco del edificio hasta el barranco sur, recibiendo así el viento fresco durante la primavera y el verano. El blanco parece responder a este espacio abierto y desplegado, donde no hay frente ni detrás y donde se camina desde espacios interiores cerrados hacia exteriores abiertos. El blanco se percibe no como un color sino como una cualidad capaz de recibir las sombras temblorosas del follaje, abriendo el camino de lo semioscuro a lo iluminado. La cuestión aquí es crear cierta neutralidad que permita la recepción de los infinitos tonos de luz natural y matices de sombras en constante cambio, reflejándolos a su vez en el entorno y dando así luminosidad a la masa del edificio. De esta manera, la manera en que se concibe y modela el espacio y la luz no pretende imponer su presencia sino lograr el esplendor de esa ligereza que permite un libre habitar el edificio. Un profesor, entonces decano de la Escuela de Gobierno, dijo que por la noche, después de terminar las clases, algo extraño sucede porque nadie sale del lugar, continúan ahí deambulando hasta que la luz del sol desaparece.

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